Los minotauros que de algún modo han escapado al triste destino de sus parientes Thyreanos pueden esperar una vida tranquila de trabajo agrícola. Su fuerza prodigiosa y su legendaria resistencia hacen que, incluso con las probabilidades en su contra, la mayoría pueda comprar su propia carta de emancipación en una o dos décadas. Sin embargo, como ciudadanos, están obligados a servir en el ejército, al igual que sus homólogos humanos. La mayoría lo hace como Haspistas, apartándose conscientemente de sus parientes Thyreanos caídos, especializándose en defensa y reforzando la línea donde los humanos más débiles podrían flaquear.
