
Los Eidolon son todo lo que los Inquisidores no son. A diferencia de esos retorcidos y toscos recipientes, un Eidolon representa la cúspide de la tecnología de los Scholae. Con su cuerpo mejorado de todas las formas imaginables; su carne reforzada para soportar la sangre ligada al flogisto que se ha decantado en él, sus miembros recocidos con las aleaciones más fuertes y ligeras que pueden fabricar las ciudades estado y sus pulmones mejorados para alimentar el horno abrasador que es su metabolismo. Aun así, todos estos cambios palidecen ante la obra maestra que es su mente: una pizarra en blanco, sin un ápice de voluntad o pensamiento propios, cuyas funciones autónomas están perfectamente preservadas. El huésped perfecto para que la Scholae se descargue en él y ejecute su voluntad.