Hundred Kingdoms

El destino de las legiones: Adamantina y humo

En el apogeo del Imperio Telliano había seis legiones que sólo respondían ante el Trono Imperial. De ellas, sólo dos sobrevivieron al colapso del Imperio de forma reconocible: la Legión Dorada y la Legión de Acero. Las demás dejaron de existir como unidades independientes, pero esto no significa que desaparecieran por completo, que su influencia no se siga sintiendo hoy en día o que su destino no haya inspirado, para bien o para mal, a lo largo de los años.

La Legión Adamantina era la guardaespaldas imperial, y sus legionarios eran considerados los propios del Emperador. Sus miembros, elegidos por su destreza, disciplina y lealtad, majestuosamente ataviados con corazas y rostros cubiertos, filigranados y dorados en adamant, acompañaban al Emperador y a la Familia Imperial a todas partes. Su arma tradicional era una gran espada ceremonial, aunque también debían dominar espadas más pequeñas. El asesinato del Emperador fue el golpe mortal para esta legendaria escolta, tanto en cuerpo como en espíritu. Más de la mitad de la legión, ya de por sí escasa, cayó durante el ataque. Los restantes, a menudo hijos sin tierra de poderosos nobles, fueron llamados por sus familias durante las frenéticas maniobras políticas que siguieron al colapso del Imperio y al establecimiento del Cónclave. Ya fuera por vergüenza o por miedo, pocos se negaron y la orden de disolución de la Legión que siguió fue una mera formalidad. En su honor, todos devolvieron su equipo, tímidas sombras que visitaban la armería al amparo de la noche; antaño orgullo del Imperio, la Legión Adamantina había quedado envuelta en la vergüenza. Lo que queda hoy de esta legendaria escolta es una persistente sensación de pesar y fracaso que le acompaña a uno cuando pasea entre los maniquíes fantásticamente blindados de las armerías imperiales.

Aunque fue la primera Legión en disolverse oficialmente, la Legión del Humo es la más recordada. El decreto de disolución se conoció como De Clementia, en referencia al apodo de la Legión de "la clemencia del Emperador", ya que cualquier convicto podía solicitar ser transferido a la Legión durante diez años en lugar de cumplir su condena por cualquier delito que no fuera traición. Los más cínicos atribuirían un significado diferente al nombre. Esta era la mano oscura del Emperador, villanos de alma negra que el Imperio marcaba, utilizaba y desechaba, desplegados contra aquellos que el Emperador no quería simplemente derrotados; los quería destruidos. A pesar del origen de sus hombres, la disciplina en las filas era legendaria, al igual que los castigos por mala conducta y deserción. Merece la pena señalar que los historiadores dedicados han encontrado algunas incoherencias que simplemente no encajan en la narrativa popular. Si la Legión era tan terrible y los criminales que la poblaban tan villanos, ¿cómo pudo ser una fuerza tan temible? ¿Por qué hay tan pocos registros reales de desertores o de sus recompensas? ¿Por qué no hay registros de retiradas o no se almacena el equipo dado de baja? Y lo que es más importante, ¿qué ocurrió con los legionarios marcados tras la disolución de la legión? ¿No debería la liberación de miles de endurecidos y entrenados asesinos haber dejado huella incluso en el caos que siguió al asesinato del Emperador?

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