La ballesta representa una mejora tecnológica significativa con respecto al arco y al arco largo. Aunque algunos podrían argumentar que el mayor alcance y cadencia de tiro de los arcos largos superan a la ballesta, el dominio de esa arma masiva requiere años, mientras que un hombre puede aprender a cuidar y utilizar de forma competente una ballesta en cuestión de días. Este factor ha convertido a las ballestas en el arma favorita de las compañías mercenarias de todo el Hundred Kingdoms, o al menos de aquellas que no se amilanan ante el coste del artefacto en sí.
La más fiable y famosa (así como la más rica) de tales compañías son las Compañías Libres Geronesas. Estas compañías son los descendientes espirituales de los mercenarios armados con ballestas que el infame capitán mercenario Danilo Meck encontró fundamentales para mantener a sus enemigos alejados de los muros de su campamento y, con el tiempo, de la ciudad de Gerona que allí creció. Aunque no poseen el monopolio del diseño de las armas ni de su uso, siglos de experiencia en la fabricación, uso y reparación de estos mortíferos artefactos han otorgado a los gerundenses una enorme ventaja. Aunque muchas compañías mercenarias cuentan con una dotación de ballesteros a su servicio, pocas pueden igualar la versatilidad, práctica de tiro o precisión de los geroneses. Su extenso entrenamiento y su amplia gama de equipo les permite utilizar arbalests pesados en formaciones defensivas para las batallas de asedio, así como utilizar armas más ligeras, mientras avanzan por delante del ejército como escaramuzadores.