Entre los más altos rangos de los Linajes, ya no se espera realmente que ninguno arriesgue su vida, y mucho menos por algo tan simple y trivial como el combate. Los guerreros elegidos de los Linajes del Soberano recorren el campo de batalla proyectando con seguridad su conciencia en sus Avatara: extravagantes creaciones adornadas con todo tipo de ornamentos y mejoras biománticas, cuyos esbeltos y andróginos cuerpos no reflejan la velocidad y el poder que pueden alcanzar.
Sin apenas riesgo personal y con la mínima habilidad necesaria para convertirse en un enemigo letal, muchos vástagos de los Linajes han optado por decorar sus Avatara de la forma más ostentosa posible, ya que las vestiduras corporales les han convertido en asesinos tan competentes que el recuento de los enemigos abatidos ha dejado de ser un método práctico para distinguirse.
Hasta la fecha, sólo los Linajes que descienden directamente del Soberano han mostrado la capacidad de desplegar sustitutos del Avatara. Si alguno de los miembros del Directorio o de los Linajes menores posee esa capacidad, la mantiene bien oculta, pues sabe que el Soberano no se detendrá ante nada para garantizar su destrucción, como ya hizo cuando se desplegaron los sustitutos por primera vez.
La absoluta crueldad con la que eliminó el proyecto y cualquier registro del mismo fuera de su control sugiere que esta tecnología representa de algún modo una amenaza existencial para el Soberano, pero pocos, si es que alguno, han sido capaces de comprender por qué. Las ventajas militares son, por supuesto, enormes, pero eso no justifica por sí solo su respuesta.
Lo que nadie sabe, salvo los creadores del Avatara, fallecidos hace mucho tiempo, y el propio Soberano, es que, a diferencia de los trajes sustitutos actuales, que tienen un alcance máximo de proyección de unas decenas de kilómetros, las primeras pruebas de las especificaciones originales habían revelado sin límite medible al rango de proyección de estos trajes. El Soberano comprendió al instante la importancia de esta tecnología y, con su característica crueldad, actuó para adquirirla y asegurarse de que sólo él la poseería entre los Spires. Gran parte de la reputación del Soberano como líder infalible y conspirador intrincado podría muy bien basarse casi exclusivamente en la ventaja que le proporcionan sus avanzados sustitutos, que le permiten actuar sobre información que no tiene derecho a conocer mientras ocurre al otro lado del mundo.